13 de febrero de 2007

II Foro Mundial de Teología y Liberación

No hemos podido colgar nada de los programas del día 30 de Enero (Escuela, espacio de Paz) y del día 13 de Febrero (Diálogo interreligioso). Pero al hilo de este último, puede ser interesante conocer de primera mano qué es y cómo funciona el Foro Mundial de Teología. Transcribimos esta crónica de Evaristo Villar, aunque sea un poco larga, merece la pena tener noticias de estas realidades...

ESPIRITUALIDAD PARA OTRO MUNDO POSIBLE. Evaristo Villar.

Llegadas desde todo el mundo, unas trescientas personas participaron durante los días 16 al 19 de enero de 2007 en el II Foro Mundial de Teología y Liberación (FMTL), celebrado en Nairobi, Kenya. Ciudad ésta, atravesada por el Ecuador y golpeada por los perniciosos efectos de la globalización neoliberal. Con casi tres millones de habitantes y con el inglés y el kiswahili como lenguas más importantes, las tres cuartas partes de la población vive -como Kibera y Gorococho- en “slums” o barrios pobres, constituyendo un cinturón de miseria en abierto contraste con un centro colonial, comercial y administrativo más prospero.

Este segundo foro se inscribe en la ruta abierta por el primero, celebrado en Porto Alegre, Brasil, en enero de 2005 y nacido al calor de los Foros Sociales Mundiales (FSM). La vinculación estrecha entre ambos foros salta a la vista no sólo en las fechas y lugares elegidos para la celebración (el FSM se celebró el 20-25 del mismo mes y en el mismo lugar, inmediatamente a continuación del de Teología y Liberación) sino también en los temas elegidos. Prueba de ello es el lema elegido para este II FMTL “Espiritualidad para otro mundo posible”. El acercamiento también se advierte, visto desde el segundo foro, en la metodología y en los objetivos. Una metodología que, en esta ocasión, ha sido más autogestionada y participativa, incorporando la presencia de diferentes movimientos y organizaciones de base. Y unos objetivos que se expresan en la experiencia espiritual y la reflexión de la lucha práctica contra la pobreza y el trabajo por la paz, en las apuestas por diálogo interreligioso, intercultural y en perspectiva de género, y en la participación pro-activa en los procesos de transformación de la sociedad.

El sello típicamente africano, con su rica variedad de ritmos y colores, impregnó prácticamente todos los momentos importantes del foro: desde las sentidas oraciones matinales y los cantos, pasando por los símbolos y bailes folklóricos, hasta los paneles de las mesas redondas y los debates. Pero la gran novedad estructural de este segundo foro, además del mayor número de comunicaciones, fue, sin duda, el gran número de talleres que, en sintonía con el motivo dominante del foro, trabajaron sobre aspectos como las espiritualidades, las iglesias, el diálogo interreligioso, intercultural e interétnico, los rituales, la justicia económica y ecológica, los derechos humanos, la democracia y la paz, la relectura de los textos sagrados, las diferentes clases de femenismo, las religiones, etc.

Durante el primer día, el foro se centró en la presentación de un análisis socio-económico, estructural y de coyuntura, del neoliberalismo global reinante, a cargo de François Houtart, sociólogo y perito del Vaticano II, por una parte, y en la urgencia de una espiritualidad que, centrada en la defensa de la vida, contemple la preferencia de Dios por los pobres por ser “Dios de vida”, por otra. De forma brillante y pedagógica fue mostrando Houtart con gráficos la brecha creciente que se está abriendo entre el Norte y el Sur con el dramático resultado de un holocausto que se cierne implacable sobre la población del Sur, cada día más empobrecida. Entre otros ejes de acumulación y de usura capitalista destacó Houtart el agronegocio, la privatización de los servicios públicos y el control de la biodiversidad.

La respuesta a esta situación dramática desde una nueva espiritualidad llegó de la mano de tres teólogos que reflexionaron desde el lado de los perdedores: Tinyko Maluleke, africano, que destacó el aporte que pueden prestar a este empeño las religiones, Rohan Silva, asiático, que profundizó en la necesaria complicidad de las iglesias con los movimientos sociales, y Jon Sobrino, que, desde América, volvió a enfatizar la centralidad de las víctimas en la experiencia de fe de las comunidades cristianas.

En el segundo día, el foro dedicó la mañana a la reflexión sobre la realidad socio-religiosa africana. El diálogo entre los teólogos John Lukwata, ugandés, y Philomena Mwarua, keniata, puso al descubierto algunos aspectos menos edificantes del actual proceso sociorreligioso africano y las posibilidades de afrontarlos desde un encuentro sólido entre el cristianismo y las religiones autóctonas. Superando atávicas descalificaciones y discriminaciones, sobre todo de la mujer, y racismos encubiertos, todas las religiones están llamadas a impulsar conjuntamente la “liberación integral” tanto de las personas como de las comunidades y pueblos.

La tarde de esta segunda jornada nos propició la marcante experiencia de inmersión en los barrios miseria de Nairobi. Llegados al barrio de Kibera, donde el hacinamiento de las chabolas y la podredumbre resisten milagrosamente a la muerte, te envuelve una nube de niños que, en su ingenuidad, te gritan constantemente: “¿how are you?”. Como queriendo decir teológicamente: “¿estás tú dispuesto a entrar en este infierno?”, “¿dónde encontrar a Dios en este lugar de muerte?”…

El tercer día y parte del siguiente el foro se dedicó al trabajo en talleres (las comunicaciones se fueron presentando en la mañana del miércoles y en la tarde del viernes). Fueron 24 los talleres que, en conjunto, parecen representar los mayores desafíos a los que se está enfrentando la espiritualidad del ser humano desde todos los rincones de la tierra. Especial urgencia parecen representar aquellos que llegan desde los contextos socio-económicos más castigados por el neoliberalismo rampante. Por ejemplo, los barrios miseria y su desafío a la conciencia humana, la lucha contra el SIDA, la prostitución y el tráfico de mujeres; los derechos humanos quebrantados, la democracia y la paz. No faltaron tampoco las teologías del pluralismo religioso, la nueva teología africana, las redes de encuentro entre mujeres musulmanas y cristianas, la teología desde la perspectiva de género, la superación de la teología del imperio y de los fundamentalismos. Por nuestra parte, desde nuestra experiencia europea, también presentamos un taller sobre algunas claves para la vivencia de “una espiritualidad laica”.

En la última jornada todo fue más de prisa y concentrado. El foro dedicó durante la mañana y parte de la tarde dos mesas: una al diálogo entre las tradiciones religiosas desde una perspectiva liberadora y otra a la espiritualidad y respeto a la diversidad. En la primera el Dr. Laurenti Magesa, desde la herencia espiritual africana, propuso como lugar de encuentro la dimensión afectiva del ser humano para completar el excesivo racionalismo occidental; Abdalla Ibrahim Farah, musulmán, apeló al perdón mutuo y al compromiso social como punto de partida y caminino de liberación; por su parte el maestro hindú, Purshottam Rao, reinvindicó el cuidado de la tierra y el compromiso ecológico como elementos de afirmación de la vida presentes tanto en los Vedas como en los Upanisads; y el profesor Patrick Ryan habló sobre la necesidad de escuchar y recoger las experiencias que llegan desde las periferias.

En la segunda mesa, integrada por Eunice Santana, teóloga portorriqueña, Juan José Tamayo, teólogo español y la profesora africana Teresa Ocurre, se abordaron las patologías a superar por la nueva espiritualidad y la disposición a aceptar los nuevos paradigmas que se avecinan.
Finalmente, este II FMTL se clausuró con un sencillo homenaje a los teólogos Houtart y Jon Sobrino por haber puesto su talento al servicio de la transformación social, en un caso, y de la proyección de una imagen de Dios que revela su rostro más luminoso desde las víctimas de la historia, en otro. El broche de oro lo puso el brillante y emotivo discurso del arzobispo anglicano Desmond Tutu, ante cuya fuerza espiritual no hay aparhead que pueda resistirle.

.....

Conclusión: una espiritualidad para “Otro mundo posible”, debería estar siempre muy pegada a la vida y a la tierra, ejerciendo adultamente su libertad y responsabilidad en el mundo, siendo crítica con todas los poderes fácticos que pretendan tutelarla y emancipándose de todas las instancias e instituciones -aún de las mismas religiosas- que intenten recortar la identidad del ser humano. O dicho de otro modo, no renunciando nunca a la aventura de vivir en plenitud.

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